
Por qué el estilo messy girl viene a salvarte la vida (y cómo hacerlo bien)
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Estos días estaba hablando por teléfono con mi mamá sobre un par de situaciones algo caóticas que suelen pasarle a las girly pop como tú y yo, nos reímos de un par de ellas y recibí el típico regaño de madre. Esto me hizo acordar uno de los pocos gustos que compartimos ella y yo: Bridget Jones.

Siempre he sabido que no soy precisamente el tipo de chica que cumple casi que ningún estándar, no llevo mi vida en orden la mayoría de las veces, otras ni sé qué estoy haciendo, y usualmente tratando de sobrellevar la vida me equivoco más... upsi; durante mis años adolescente esto fue realmente una carga, un tipo de logro que me parecía tan difícil llegar. Pero, no fue hasta que entre en la vida adulta y lo conversé con mis amigas, que me di cuenta de que todas nos sentimos así.
Y tal vez por eso mi mamá y yo, con nuestras diferencias generacionales, logramos vernos reflejadas en la maravillosamente torpe, intensa y real Bridget Jones. Ella no es la típica protagonista de cuento de hadas. Es la reina de los tropiezos, las metidas de pata y los finales inesperados y, honestamente, un iconic mess que nos representa.
Llevamos meses escuchando de las "clean girl", "that girl", "pilates girl" y su ropa minimalista perfectamente combinada, sus larga rutinas de mañana, siempre comiendo saludable comida hecha en casa, su enorme cantidad de skin care, sus uñas en tonos pasteles siempre perfectas y agendas coloridas que parece diseñada por Pinterest, pareciera que siempre llevaran su vida en orden. Siendo muy sincera no vengo a desmeritar nada de estas cosas porque qué increíble es para toda adulta funcional tener todas sus cosas en orden, pero la realidad dista mucho de este modelo aspiracional.
En el presente la vida moderna siempre está llevándonos al extremo tipo: me levanté tarde porque anoche no pude dormir estudiando para el parcial, una larga rutina de mañana parece imposible; llegué de fiesta muy cansada y no pude quitarme el maquillaje del sueño; no pude organizar mi casa porque se me hacía tarde para tomar el bus al trabajo, es recoger todo o recibir un regaño de mi jefe; tengo mil pendientes y no alcancé a hacerme las uñas, tocó por hoy llevarlas con el color caído; estoy tres lavadas tarde con mi pelo, pero sinceramente de lo que más ganas tengo es dormir; no me dio tiempo de lavar mi ropa y tengo solo algunas cosas que al salir de casa te das cuenta no combinan del todo.
Y sí, hay días donde estamos tan cargadas, tan tristes, tan al borde, que ni siquiera tenemos espacio mental para pensar en cómo “mejorar”. Esos días también cuentan.
Aceptar el desorden no es rendirse, es entender que la vida es eso: desordenada, cambiante, a veces rota, pero también increíblemente divertida. Así que, ¿por qué no abrazarlo con estilo? Ser una hot mess también es válido. Llevemos el desastre con personalidad y con actitud. Porque no somos menos por no tenerlo todo resuelto. Somos solo... humanas. Y eso, amiga, también es main character energy.
Por eso armé una lista de cosas que probablemente te han dicho que están mal, "no se hace", "se ve mal", "no combina", pero sinceramente... no nos importa. Esto es moda para messy girls que saben que el estilo no está en seguir reglas, sino en romperlas de la manera más fashion:
1. Ropa arrugada, pero con porte.
No alcanzaste a planchar la blusa... ¿y qué? Las arrugas también comunican y cuentan historias. En la actualidad diversas marcas de la industria de la moda llevado estilos deliberadamente desestructurados a las pasarelas quitándoles la carga de lo convencional, donde lo “imperfecto” es sinónimo de high fashion.
Por ejemplo, en la colección Otoño/Invierno 2025 de Balenciaga se mostraron trajes de negocios algunos presentaban arrugas intencionales y otros parecían tener agujeros de polilla, desafiando las nociones convencionales de perfección en la moda. Demna, el diseñador, se centró en una observación sociológica del guardarropa, desafiando las normas establecidas y proponiendo una nueva visión de la elegancia contemporánea. Reflejando una tendencia creciente en la moda que valora la imperfección y la autenticidad, alejándose de los estándares tradicionales de pulcritud y perfección.
Esa camisa arrugada puede ser el concepto, combínalo con gafas XL, labios rojos y cara de "acabo de salir de la reunión más importante de mi vida". La arruga no se esconde, se lleva con orgullo.
2. Maquillaje de la noche anterior, versión editorial.
No todas nacimos con la habilidad de hacernos un cat eye perfecto ni tenemos una maleta llena de brochas profesionales… y está bien. A veces solo quieres un look desarreglado, pero sexy. Algo fácil, rápido y con ese toque de "no me esforcé mucho, pero mírame bien".
Un delineado mal difuminado, un poco de rímel que se corrió mientras te ponías las medias, y sombra aplicada con el dedo: eso ya es un beauty look. Gucci, Marc Jacobs y Vivienne Westwood han apostado en pasarela por ese maquillaje intencionalmente imperfecto; así como, beauty influencer como Emily Wood, o como ella se autodenomina face decorator, que solo usa lápices de colores para hacer todo su maquillaje en la calle mientras llega a su destino. Mi truco favorito es algo de sombras negras en los ojos y una rápido barrido con el dedo y obviamente glitter en el lagrimal. Es el tipo de maquillaje que no busca perfección, sino actitud. Es vulnerable, caótico, y misteriosamente poderoso.
3. Uñas con esmalte levantado = nail art experimental.
A veces simplemente no hay tiempo, ganas ni presupuesto para el retoque de uñas cada ocho días. El esmalte se empieza a caer, te arrancas los pedazos levantados o abres una lata de gaseosa... y, sorpresa: ahora tienes una obra de arte en las manos, it's giving nail art post-punk. ¿Y a todas estas, qué se hicieron las uñas craqueladas?
Las uñas descascaradas no gritan descuido, gritan autenticidad. Como si tuvieran una historia, como si cada color que se fue cayendo lo hubiera hecho por algo: por vivir, por hacer, por moverte en el mundo. Y si lo combinas con anillos grandes, esmalte oscuro la estética va de 7 a 100. Porque no es que se te cayó el esmalte. Es que estás haciendo una declaración de estilo.

4. Combinar lo incombinable.
Animal print + rayas. Ropa deportiva + tacones. Vestido de lentejuelas + chaqueta vaquera. ¿Confuso? Tal vez. ¿Icónico? Sin duda. No se trata de combinar perfecto, sino de mezclar con intención. Como si cada mañana prepararas el personaje que quieres interpretar, divertido y lleno de capas. Y sí, hay drama y hay capas. Hay cosas que no deberían estar juntas, pero funcionan... como esa camiseta deportiva vintage con un pantalón sastre de oficina y unos aretes gigantes que encontraste en esa tienda que te gusta.
Este tipo de caos estilizado ha sido bandera de diseñadores que entienden que la identidad no es una línea recta: es un collage, una colección de contradicciones hermosas. Vivienne lo hizo con tartán y corsés. Moschino lo hace con humor y exceso. Y marcas como Collina Strada o Palomo Spain han seguido ese legado con combinaciones explosivas, queer, brillantes y desobedientes.
Entonces sí, mezcla sin miedo. Porque tu look no tiene que ser pulido para ser poderoso. Tiene que ser tú. Y tú no eres monocromática ni predecible. Eres collage, eres contraste, eres caos con estilo.
5. Accesorios que no se hablan entre sí.
Una pañoleta floreada que grita primavera, aretes dorados que parecen de señora, un bolso neón que no pide permiso, gafas rojas que roban cámara y la prohibida combinación de dorado y plateados juntos. ¿Tiene sentido todo junto? Técnicamente, no. Pero visualmente, es un poema desordenado que funciona. Es como un collage hecho a las carreras en una libreta: inesperado, vibrante, imposible de ignorar.
La magia está en la disonancia. Como en un look de Iris Apfel o en las combinaciones locas de personajes como Carrie Bradshaw o la mismísima Fran Fine, lo importante no es que combine: es que destaque. Cada accesorio es una personalidad distinta que se junta en una fiesta. No hay orden, pero sí diversión.
6. Pelo recogido mal, pero con drama.
Ese chongo rápido hecho con lo primero que encontraste —una pinza medio rota, una liga floja, un scrunchie olvidado en el fondo del bolso— es una oportunidad para un peinado único. Y si el gancho no alcanza a recoger todo el pelo y se te salen mechones por los lados... aún mejor. Hay algo en esos mechones rebeldes que enmarca la cara como pinceladas sueltas en un autorretrato. Es el tipo de peinado que parece improvisado, pero que realmente es lo mejor que pudiste hacer para arreglar tu cabello.
La clave está en el contraste. Ese pelo a medio recoger, caótico, pero con intención, se vuelve glam si lo combinas con accesorios llamativos. No es un look de pasarela tradicional, es cool sin querer.
7. Repetir outfits... upsi.
¿La misma blusa tres veces en la semana? Absolutamente sí. Un día con falda midi y botas, otro con jeans desgastados y chaqueta de cuero, al siguiente con un pin brillante y un bolso cute. ¿Resultado? Tres looks distintos. ¿Esa blusa que te queda divina ya casi camina sola de tanto uso? Es porque es icónica y te hace sentir segura, sobre todo en esos días que cuesta elegir. Porque repetir no es flojera, es estrategia. Es saber que cuando algo te queda bien, lo exprimes con creatividad hasta convertirlo en parte de tu firma personal.
Porque si Bridget Jones puede aparecer con el mismo suéter de reno dos Navidades seguidas y seguir siendo un ícono, nosotras también podemos repetir sin miedo. La idea de que cada look debe ser único, nuevo e “instagrameable” es absurda. Lo que de verdad importa es cómo lo llevas, no cuántas veces lo has usado. Repetir es inteligente, estiloso y profundamente anti-fast fashion. Ya no se trata de tener mil prendas, sino de jugar con las que te hacen sentir poderosa. Repetir es un arte y tú eres la curadora.
8. Ropa de segunda como tesoro vintage.
Esa chaqueta que conseguiste por lo mínimo en las pulgas es literalmente una joya. Tiene más historia que muchas tiendas y, con el outfit adecuado, se convierte en pieza de museo. Las camisas XL de papá que ahora usas como vestido con botas, los jeans desgastados de los 2000s que calzan perfecto como si estuvieran hechos para ti: todo eso no es casualidad, es ver el potencial de una prenda.
Comprar de segunda no es un plan B, es encontrar tesoros que nadie más tiene, que no están en temporada, pero sí tienen un trabajo curatorial detrás de ellas. Segunda mano es sinónimo de autenticidad y creatividad. Y además sustentable —porque ser una messy girl con conciencia ecológica es el nuevo lujo real.
9. Sporty chic, pero en modo Miu Miu.
Comodidad, ante todo, pero sin perder el estilo. El look sporty chic no es solo para las que viven en estudios de pilates o tienen membresía en el club de tenis: es para nosotras, las messy girls que mezclamos funcionalidad con fashion sin pedir permiso. Imagina una falda tableada tipo colegiala, top deportivo que parece sacado de una clase de yoga fallida, blazer oversized y unas medias a la mitad de la pierna. Cómodo, fresco, pero con esa energía de “me visto para mí”.
Miu Miu lo dejó claro en pasarela: el uniforme de la chica moderna es híbrido, contradictorio y encantador. Es mezclar ese hoodie viejo con mocasines pulidos, una gorra de running con labios pintados, y sentir que todo tiene sentido porque tú lo haces funcionar. La clave está en apropiarte de lo que tienes a mano. ¿Gimnasio? ¿Desfile? ¿Clase de arte conceptual? No importa. Lo importante es que vas cómoda, pero entras pisando fuerte.
💌Carta de la semana💌:
Queridísima amiga,
Ser una messy girl no es sinónimo de descuido, es una forma de habitar el estilo desde lo real, lo espontáneo y lo auténtico. No siempre tenemos el tiempo, la energía o el presupuesto para armar un look de revista, pero eso no significa que no seamos moda. Nos apropiamos del caos con creatividad: repetimos outfits con orgullo, usamos maquillaje imperfecto como si fuera editorial, mezclamos lo deportivo con lo elegante y encontramos en la ropa de segunda un universo de posibilidades. Versionamos las reglas porque al final, el estilo no está en la perfección, sino en la actitud con la que decides salir al mundo.
Por: Stargirrrl 💋